viernes, 24 de abril de 2015

... - 2015

Siempre me ha gustado el escribir como método de fijar el conocimiento adquirido y aprender. Por mi trabajo estuve muy presente en el nacimiento de internet por lo que conozco a tenaces blogueros que han experimentado en sus carnes lo ciclotímica que es esta actividad. También he visto nacer y morir muchos espacios digitales abiertos al debate, a la opinión, al encuentro o al autobombo o el cotilleo, que de todo ha habido. Y por supuesto soy consciente de que es poco el impacto que se puede producir en una sociedad hipersaturada de información y productos mediáticos (lo que Brey denomina la Sociedad de la Ignorancia). Desde luego es mucho menor hoy que hace una decada.

¿Porque escribir hoy entonces? ¿Porque haber esperado tanto tiempo si tuve la oportunidad de haberlo hecho junto a esos primeros pioneros?

Dos son las fuerzas que me empujan a ello, aun a sabiendas de que es muy cuestionable el resultado medido en terminos de eficiencia:
  • Una fuerza centrífuga me dice que los ciudadanos que seamos capaces de hacerlo debemos dar un paso incómodo para ocupar pequeños espacios de la vida pública que nos permitan ser mejor (auto)gobernados. Personalmente creo que este proceso de madurez social ha vuelto para quedarse, catalizado por la crisis y acelerado por las tecnologías individuales de información y la comunicación, lo que hace que sea singular en la historia de la civilización humana. Nodo ZAZ quiere ser un experimento local en el amanecer de los DIPOs (Distributed Innovation Policy Organizations).
  • Otra centrípeta, que es una llamada a que retorne a la sociedad las competencias personales que la misma sociedad me permitió desarrollar. Sin antecedentes familiares previos, soy universitario gracias al esfuerzo de padres y abuelos y a un sistema educativo que me permitió cursar becado un título que suponía, como así ha sido, tener unos ingresos con los que he podido no depender económicamente de nadie ni tener preocupación por las necesidades básicas de las personas de las que depende mi felicidad. Coincido con algunos queridos amigos que sienten que mi generación está moralmente obligada a ayudar a los que empiezan si el sistema público ha retrocedido. Y eso se puede hacer de muchas formas y una de ellas es utilizando el exceso cognitivo en ayudar a otros, cooperando, colaborando, cocreando, compartiendo, coordinando, ... comunicando.
No son fuerzas nuevas. De hecho a lo largo de estos años, de vez en cuando, he ido escribiendo, normalmente bajo petición, algunas piezas de opinión que iré trayendo a este espacio para poder tener un reflejo de mi propia progresión vital. Por ejemplo participando desde el año 2013 en la creación de un grupo de trabajo local de la economía del bien común y en su expansión
Este blog tiene el valor, que espero que percibáis y perdonéis, que le otorga lo amateur, lo vocacional, lo no remunerado y lo onírico (especialmente por las horas a las que se destila). Y quiero compensar la poca cantidad con la cualidad. La inspiración solo viene cuando le dejan tiempo.



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